Un chorizo de infarto

Te mira con unos ojos blancos, pálidos y descolocados. Con una cara completamente descompuesta. Desde afuera se le ven las malas intenciones de meterse en tus arterías y quedarse ahí a vivir. Quizás toda la vida. Tal vez formar una familia, ampliar un poco la casa, luego comprar la del vecino, hasta eventualmente tomar todas las avenidas y colapsar por completo la ciudad.