Antes que caiga la noche

El bar a bordo del tren Madrid-Barcelona es un lugar privilegiado. La puesta de sol en movimiento deja atrás a cualquier terraza madrileña. El viajero de negocios aprovecha el tiempo extra del evento de empresa para coquetear por última vez con la colega que todo el día vio pasar. Por un momento muy breve es libre y olvida que faltan solo dos horas y cuarenta minutos para volver a la mujer, los hijos, y el Tupperware que le esperan en la nevera.

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